El tigre blanco se distingue porque desafía su genética.
En el film indio “Tigre Blanco” escuché una frase que me sorprendió: “Lo mejor que creó este país en los 10.000 años de historia fue el gallinero” El protagonista se refería a su país, la India. Y la explicación siguiente me hizo desviar mi atención de la película unos segundos para pensar cual era mi gallinero. Descubrí varios. No solo impuestos por el afuera sino creados por mí -dicen que el principio del cambio es el reconocimiento-.
El actor siguió explicando: “Los gallos ven y huelen la sangre. Saben que son los siguientes. Pero no se rebelan. No tratan de salir del gallinero. Los sirvientes fueron educados para comportarse igual. (…) Jamás tocaría una rupia de su jefe. ¿Por qué? ¿Porque el pueblo indio es el más espiritual y honesto? No. Porque el 99,9% de nosotros estamos atrapados en el gallinero”
Me costó seguir con el hilo de la película porque los pensamientos se cruzaban en mi mente como estrellas fugaces. Pensé… ¿estaremos atrapados en un gallinero creyendo responder a un falso virtuosismo y en realidad estamos ahí sólo porque nos encerraron? No me gustó la idea de pensar que en realidad estar dentro del gallinero es una elección y no un mérito. Superado el desagrado, decidí identificar mis gallineros y salir de ellos.
