Puedes intentar imponer tu autoridad para que otros hagan las cosas. Pero sabes tan bien como yo que las personas entregan su mejor esfuerzo cuando están inspiradas. Y la inspiración no se ordena: se construye.

Aristóteles nos dejó un marco simple y poderoso para entender la persuasión: ethos, logos y pathos. Tres pilares que todo líder necesita integrar si quiere influir de manera auténtica.

🔹 Ethos – Credibilidad
¿Eres visto como alguien genuino y coherente? Tu reputación se construye en cada decisión, incluso en las pequeñas. Si recortas esquinas en lo mínimo, ¿cómo confiarán en tu criterio en lo grande?

🔹 Logos – Lógica
¿Tu visión tiene sentido? ¿Está bien pensada y puedes explicar con claridad las razones detrás de tus decisiones? Comunicar el por qué de lo que haces fortalece tu credibilidad racional.

🔹 Pathos – Conexión emocional
¿Tu presencia eleva a tu equipo o genera tensión? ¿Haces que las personas se sientan seguras para compartir ideas y cuestionar constructivamente? La emoción mueve más que la obligación, y solemos subestimar el poder de la empatía y la cercanía en los negocios.

👉 Piensa en los últimos favores que hiciste. Probablemente la mayoría fueron para alguien que te cae bien. No fue por lógica ni por recompensa: fue porque valorabas a la persona. Lo mismo ocurre en el liderazgo.

Dos acciones concretas para tu liderazgo:

  1. Prioriza las necesidades de tu equipo. Haz evidente que su bienestar es tu prioridad; solo así podrán dar lo mejor de sí.
  2. Practica la presencia plena. Cuando estés con tu equipo, apaga el ruido mental y haz que cada persona sienta que es lo más importante en ese momento.

Al final del día, no se trata solo de ser “el jefe”. Se trata de ser el líder que tu equipo necesita y al que, además, quiere seguir.

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